A los pies del Eresma
Pasear escuchando pájaros, envuelto en hojas, bañado en aroma de rocío es un bien poco preciado, me parece. De lo contrario habría más paseantes por ahí. No sé... Yo trabajo poco, y gano poco, a veces hasta no es suficiente, pero muchas mañanas paseo por el río Eresma y entonces vuelvo a acordarme de que gano mucho más de lo que a veces creo. Vivo rodeado de cosas. De gente que quiere cosas. Mis hijos quieren cosas, mis alumnos quieren cosas, yo mismo quiero cosas. Cosas que llenan mi casa de cosas que a veces no recuerdo que tengo. Que la mayoría de veces dejaron de interesarme pronto, que no me dejan ver los limites de mi vida, porque en casa pared, hay algo colgado que no me deja ver la pared blanca donde se reflejan mis carencias. Suerte que a veces paseo por el río, y pienso que no necesito más. Es algo pasajero, pero es un pasaje muy bello que intento realizar muchas veces, para ver si en algún momento, más bien cercano, lo íntegro dentro de mí. De momento, solo recuerdo esos